
La mujer estaba sentada frente a su escritorio. De pronto, tosió. Y volvió a toser. Se levantó y caminó hacia el parque. Buscaba a alguien. Como su miopía no la dejaba ver nítidamente, lo confundió con muchos mendigos. Tosió. Volvió a toser. Por suerte no murió
Tan bella Alexandrina de la Millacura
ResponderBorrarThis is the feith... Quizás nunca leas este mensaje, Alejandra, no sabía dónde más ponerlo. Pero de todos modos te dejo la constancia, dama viajera. Cuídate, Iván Quezada.
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