TARNATION
Con $218 dólares (dice su autor) y un programa gratuito de Apple (I-Movie), Jonathan Caouette narró su vida y exculpó sus demonios esquizoides de manera audiovidual. El film TARNATION discurre clandestinamente entre algunos habitantes de Valparaíso y llegó hasta la calle dickens 51 en el cerro jimenez gracias al señor Walter Contreras quien quiso ayudar a una amiga que adolece de autoestima. "Para que veas todo lo que has hecho en 33 años", le dijo. Y claro, después de ver la biografía en colagge de un hijo de familia disfuncional que tuvo el acierto o el instinto terapéutico de realizar grabaciones caseras desde los 11 años y acumular kilos de fotografías, decenas de cortos, diarios en video y más, es muy difícil sentir que tu vida es una mierda. La de Caouette fue una mierda. Su madre, una hermosa mujer, cayó del techo de su casa cuando era niña y fue sometida a contantes terapias de electroshok derivando en una ezquizofrenia galopante que la hizo huir de casa cuando Jonatah era un enano. Vio como violaron a su madre, pasó por el lado angosto del embudo, sufrió de "despersonalización". Extraña manera de encontrar respuestas a la existencia. El ego expulsado en su homosexualidad. Un mundo de cristales rotos que ni el litio pudo curar.
Sobre Tarnation han salido críticas reseñas que hablan de su estructura argumental, códigos visuales, influencias tecnológicas.
La chica de la calle dickens sólo piensa que se trata de un relato sin pudor, una sicodelia del inconciente, un vómito del alma.