10.11.06

AUTOLIMITACIONES O LA CAPACIDAD QUE TODOS TIENEN DE ESCRIBIR

El taller consisitía en escribir una historia a partir de la frase "a punto de..." al que se le agregaba un verbo distinto cada dos minutos. Del experimento esto fue lo que salió:

A punto de morir estaba el viejo cuando las campanas iniciaron su repicar en la torre de la iglesia. Las mujeres de la aldea se agolparon frente a la casa del hombre para reclamar por sus objetos robados. A punto de besar la cruz que yacía en su lecho, el viejo repasó su vida como en un film. Cura, padre de dos niños, hermano, ladrón. A punto de creer que en un segundo se convertiría en un buen hombre, abrió los ojos y clamó en voz alta: "Perdóname Dios, perdóname". Gemía contando los segundos que le quedaban en la tierra. Su rostro, cada vez más demacrado, presagiaba el provenir. Afuera, las viudas insistían en sus reclamos. A punto de nacer, el hijo bastardo del moribundio empujaba el vientre de su madre, la mujer que por años fuera la secrretaria del presbítero. Nada sabía de su agonía a punto de pensar que saliendo de la maternidad expandería el rumor por el pueblo, la burla de su incesto sagrado. Nunca imaginó el rumbo que tomarían las cosas. A punto de empezar la noche, el hombre finalmente murió y el hijo, muerto nació.

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