25.6.07

invierno (iván quezada)


Los pasajeros del metro

se convierten en bultos estáticos

mientras suben por la escala mecánica.

Pero uno de ellos, un niño arropado,

se enredó en los peldaños y gira eternamente.

Desconfío de los perros y de las uvas

peor aún de la lluvia

cuando escucho campanadas.

Voy contando las balizas por la calle

y a mi alrededor la gente se cansa

de insultar al silencio.

La noche es el abrigo de los transeúntes.

Me sorprendo, cada segundo es un paso.

El sol frío de estos días añora la noche

para sentirse acompañado.

Veo pasar a los autos y no pienso

con palabras.

Dirás, diremos algo.

No estás obligado.

¿Para qué abres los ojos?

¿Qué es nuevo?

En la otra habitación alguien habla

pierde el tiempo con gusto.

Cuento días con un ábaco.

Las ventanas están empañadas,

el mundo giró más veloz

por un segundo.

Invento un nombre

y los dedos deslizo.

Debería

escribir

las notas

de una canción.

Y saludar a quien

compone en las noches.

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