1.7.10

poema


a veces pienso en la soledad de angela merkel.
no debe ser hermoso un mundo donde los trajes siempre te quedan apretados.
donde no existen cortes tipo taller para geometrías como las tuyas.
cuerpo de señora del este de alemania.
y en el que los imperios se desvanecen en códigos binarios.
a nadie le interesan tus ideas y mucho menos tus actos.
eres un fantasma en el zapping, emparedado en comedias americanas.
subtituladas.

a veces pienso en el desayuno de angela merkel.
desde el edificio de la cancillería
en el piso más alto de esa delicada casa de muñecas
basta mirar abajo para encontrarse con una rara escultura
dos mandíbulas de acero que se encuentran antes de la mordida
antes de la bocanada final.
el escultor vasco que las creo, sabe que europa es una mujer subida a un toro
y que las reunificaciones son solo mandíbulas rotas.
frau merkel se pregunta cuándo ocurrirá ese mordisco definitivo
antes de la última tostada

a veces escucho el twist de angela merkel.
y un batir de caderas me toma por sorpresa.
si me quedo en silencio
si pongo en mute la televisión
capaz y puedo escuchar el ruido de las telas sintéticas
que se frotan contra el cuerpo de la canciller.
nos tomaremos por la cintura, haremos el paso del ahogado
y dejaré que la jefa de gobierno sueñe con ser uma thurman
en una peli de tarantino.

(desde Caracas, Jesús Ernesto Parra)

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