no se aguanta, recoge el spray que tiene sobre la mesa grasienta y se lanza a la calle.
pasa piola caminando como un ser oscuro ataviado con un antiguo gamulán.
atraviesa la plaza sotomayor, bordea el edificio del consejo de la cultura, cruza la avenida prat y ahí, justo en ese muro inmaculado del edificio bancario, estampa su rabia. la suya y la de todos.
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