1.10.08

por culpa de las llaves

es poco usual pero a las 7: 15 ya estaba en pie. debió ser el sol que salió más temprano y entró por mi ventana como avisándome que el día se viene con ganas. prendí la radio y sonaba Boys don't Cry y aunque me resistí a disfrutarla por llevar escuchándola más de 20 años, la patita se me movía igual . desperté a mis críos, comimos huevos con tomate, pan integral, tomamos té, leche para Yamil. regué a ficus, jasmín, lavanda, romero, cheflera, palo de agua, cardenal rojo, gomero, rayito de sol, filodendro, mirto y la tropa de cactus que poblan mi balcón. todo bien hasta ahí. hasta que cerré al puerta de casa y me di cuenta que las llaves estaban adentro. el auto quedó en el cerro. bajamos a pie. valparaiso es un pueblo en el que las caras conocidas se te cruzan todo el tiempo. muchas de ellas no son las que quieres ver una mañana feliz. otras suenan amables, miran sinceras. María y sus diarios. Agustina y su nuevo negocio en una casa patrimonial que lee sus cuentas sentada mientras observa a su bebé que duerme tranquila en su coche. me cuenta que una extranjera dice ser la verdadera dueña del local que acaba de arrendarle a un chileno y que amenaza con desalojarla pero que ella tiene un abogado top y que está segura que la gringa se va a quedar con cuello. me sugiere de pasada que lleve mi abrigocolor crema a la tintorería porque ya parece de chocolate. caminar por la Avenida Alemania, el Camino Cintura de Valparaíso, que va por la mitad de los cerros es fascinante, salvo por los mojones que te pillas cada tanto en distintas texturas, colores y hedores. y esa casa que a la altura del ocho mil y tanto huele a mierda y la gente se tapa la nariz y sus dueños como si nada y ese pobre perro que se persigue la cola y se revuelve en la ignominia de su amo infesto. Por suerte el aroma de las madreselvas se llevan el mal rato y devuelven la energía junto al mar y ese enorme árbol que parece un gran brocoli plantado en el jardín del hospital alemán en señal de su antiguedad. veo que Luis ha pintado su auto de amarillo kodak, antes era verde y exhibía un dragón en la puerta del conductor. ahora dibujó un dragon ball en el mismo lugar. todo japonés. igual que los tatuajes de sus brazos esculpidos con sesiones eternas de levantamiento de pesas. la cara de rockero trasnochado no se la quita nadie. antes yo tenía muchos conocidos en el cerro concepción. arrendatarios todos. ahora en sus casas cuelgan carteles de VENDE. PATRICIA SEPULVEDA. hay un triste éxodo en este lugar. imposible comprar. menos en plena crisis económica. ¿quién puede pagar $120 millones por una casa antigua a la que hay que meterle 20 palos más para enchularla? todos quisiéramos un pedacito de patrimonio. (soñé que tenía un mueble viejo y quería deshacerme de él).
Me sumergo ahora en el laburo.

No hay comentarios.:

Powered By Blogger