En Valparaíso ha muerto el pintor Patricio González. Lo supe ayer por otro pintor. Aunque no lo conocía me alegraba saber que andaba recuperado de un cáncer al pulmón que lo afectaba hace un tiempo ya. Oí muchas veces decir que subía y bajaba el cerro sin dificultades y que tras las quimoterapias que le practicaron en febrero su pelo había vuelto a crecer fuerte. Pero hace unos días un color amarillo se instalaba en sus mejillas como signo ingrato de que el cáncer seguía ahí. Latente. Lapidario. La lluvia acompaña ahorita mismo a quienes se han ido a despedir de él. Desde aquí escucho las campanas domingueras y no dejo de pensar en esta enfermedad ingrata. Una expansión indómita de células de amor rabioso o de rabia sin amor. De las penas guardadas por siglos navegando por torrentes internos mientras caminamos sin pensar en eso. Amé a un hombre con toda mi alma. Y hoy esas células dispersas y arrebatadas pululan en su interior como sombras siniestras. Y entonces nada pudo ser. Porque el arrebol de tristezas era tan profundo. Y tan expansivo. Y ese peso específico instalado en nuestros corazones. Y ese presente que tenía tanto olor a pasado. Un presente sin futuro. Un presente resignado a la pérdida de lo que desbordaba tus dedos. Y en el centro del magma, siempre esa rabia lacerante. Rabia. Rabia. Rabia. Amor y rabia. Una casa amarilla queda en nuestro imaginario común. La loca idea de ser felices por siempre jamás. También la ferocidad del cáncer y la violencia del corazón. La destemplanza. El orgullo. La dispersión. (No alimentes tu personaje atacado por el mundo, por todos aquellos seres que no te comprenden, que te ofenden y tú sin saber porqué).
Esta mañana de domingo llueve adentro. Llueve agua y fuego. Llueve pena. Llueve vergüenza por los golpes asestados.
2 comentarios:
Son ya las 21 hrs y algo de un domingo húmedo y verde.
escucho la noche al exterior de la habitación que me cobija.
leo tu pena-rabia, tu vergüenza, tus explicaciones a la loca y descabellada idea de querer ser felices para siempre.
me apena que el peso específico te haya derrotado, te haya aplastado destruyendo tu felicidad y tus sueños.
afuera la lluvia anima la vida subterránea, danza el agua en la napas desbordantes, el viento baila sobre los arbustos de mantagua.
la vida en su concierto y yo, lluvia, trueno, luz, contenido en todo aquello, pienso en ti
pienso en nosotros
recuerdo entre tanto tus labios y tus dulces, apasionados y alcohólicos besos, recuerdo tu risa brillando
como me faltan tus tetas magníficas, tu cintura y tu culo redentor de mi deseo
recuerdo las señales de la felicidad, la casa amarilla, las flores mas bellas de un jardín extraordinario
todo aquello me arrancó de la muerte, me mantuvo despierto y vivo
imposible no despertar si tú venías a verme
un beso tuyo, una mirada de tus ojos de atolón y la muerte huía hasta lo mas profundo de su oscuridad
hoy la única pérdida que desborda mis dedos, es la de tu cuerpo, la de tu abrazo, la de nuestro amor
amor que por maduro y fuerte debía ser eterno.
dónde estás alemonamour? en qué bar? en qué cine me olvidas? en que calle vacía tan triste y sin mi?
oscartuyo, aunque hoy no pronuncies siquiera mi nombre
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