"¿Habéis oído hablar de un tal Toni Negri?, ¿No está en prisión simplemente por ser un intelectual?"
Michael Foucault
El 7 de abril de 1979 Antonio Negri fue detenido en Milán acusado de ser el jefe del grupo armado italiano conocido como "Brigadas Rojas": A este cargo se sumó el de ser el organizador del asesinato de Aldo Moro, hombre clave de la DC italiana secuestrado en abril de 1978, el mismo día de su investidura como primer ministro de la coalición con el PCI. Para las autoridades judiciales italianas, el entonces profesor de "Teoría del Estado" de la Universidad de Padua era culpable de "insurrección armada contra los poderes del Estado". Y aunque no existían pruebas en su contra se lo mantuvo en prisión preventiva durante cuatro años sin fecha de juicio. Cuando por fin fue subido al estrado, las acusaciones originales en su contra habían sido desestimadas. En su lugar, los jueces lo procesaron como responsable «moral» y «objetivo» del crimen de Moro. Las pruebas: sus escritos.
Por esos años Negri se desempeñaba como editor de los Quaderni Rossi, una revista que representó el renacimiento del marxismo en Italia fuera del área del PC italiano y era miembro de Autonomía Organizzata, una red de organizaciones locales que ante la idea de un partido de vanguardia y de una dirección centralizada planteaba la autonomía de los grupos locales.
En 1983 Negri fue elegido diputado por el Partido Radical y excarcelado de inmediato. Meses más tarde, la Cámara de Diputados votó a favor de retirarle la inmunidad parlamentaria y devolverle a la prisión. Negri huye entonces en barco a Francia. Allí permaneció exiliado durante 14 años durante los cuáles se desempeñó como profesor en la Universidad de París y en el Collège International de Philosophie.
Los juicios continuaron sin su presencia y Negri fue condenado en rebeldía.
En 1997 decidió volver a Italia. Al llegar fue encarcelado de inmediato. Hace dos años consiguió su libertad. Ahora, sentado frente a nosotros, Negri tiene la cabeza llena de canas. Y de ideas. Viste un jeans desteñido, una polera azul, zapatos cafés. Sencillo. Detrás de sus lentes pequeños los ojos se le cierran cuando sonríe.
¿En que pensó cuando obtuvo su libertad?
En retomar la vida, en mi familia, en las personas que amo. En las cosas más simples.
¿Qué opina del asesinato de Aldo Moro?
Fue un gran error, una falla estratégica que permitió al Estado italiano intervenir en las industrias, en los barrios. Permitió legitimar la represión que en otra situación habría sido considerada ilegítima.
Usted fue acusado de ese crimen...
Ha pasado mucho tiempo, 25 años, no soy capaz de sentir resentimiento. Fueron acusaciones falsas y miserables, con consecuencias bastantes pesadas para mí. Yo soy optimista: ellos han estado eliminados por la historia. Yo y mis amigos hemos hecho cárcel y exilio pero al final estamos vivos.
¿Y quién mató realmente a Aldo Moro?
¡Las Brigadas Rojas! Está todo dilucidado, sabido y publicado, pero aún siguen fabulándose hipotéticas tramas extrañas...
¿Qué piensa de las Brigadas Rojas?
Las Brigadas Rojas fueron un partido militar con el cual yo no estaba de acuerdo.
Se le asigna la autoría intelectual de ellas...
Es falso. Yo no soy el jefe intelectual de las Brigadas Rojas. Yo era profesor, publicaba ensayos sociopolíticos.. En Europa, después del 68 hubo grandes movimientos en Italia, había una relación muy estrecha entre la crisis del Partido Comunista y de un cierto sector de jóvenes que habían trabajado una alternativa comunista al interior de la izquierda italiana. Después del 68, en Francia y Alemania muchas cosas se ganaron. No así en Italia por lo que el movimiento siguió vivo. Yo me encontré en el medio de este proceso. Había una intención de un ideal comunista: nos peleábamos en las fábricas y en los barrios, teníamos una organización amplia e importante. Yo creé Autonomía Obrera, un movimiento ajeno del todo a las Brigadas Rojas. Pero fui condenado.
¿Comparte la tesis de que detrás de este hecho está la CIA?
Sí, es evidente que los Estados Unidos está detrás de todo esto. Estábamos en plena Guerra Fría. Es tan injusto. Fue una provocación enorme, nos acusaron de ser jefes de todo y no fue así.
¿Quiere decir que ustedes pagaron las consecuencias?
Sí.
EL INTELECTUAL MILITANTE
Negri nació en Padua en 1933. Su padre era maestro en escuelas vespertinas y luego contador uno de los fundadores del partido Comunista Italiano. Su madre, hija de campesino que daba clases en las primeras escuelas básicas. Su hermano mayor murió durante la Segunda Guerra Mundial. La misma época en que sus padres refugiaban a partisanos en casa. Asustado por las bombas, Negri vio morir a nazis y a resistentes. "Todo eso me marcó", cuenta.
Por temor a que terminara en política su madre se negó a que Negri estudiara Filosofía y abogó para que fuera matemático. Pero Negri ya había hecho sus primeros contactos con el mundo de la izuqierda.
-Yo vivía en una región católica y de gran miseria. Pero sobe todo de derecha. A los 18 años me sentía en un clima sofocante. Tuve suerte de viajar por Europa y poder ver lo que en otras partes ocurría. A los 18 años, estando en el liceo empecé a hacer mis primeras actividades con grupos de izquierda.
Tiempo después ingresa a la GIAC (Gioventú Italiana di Azione Cattolica al igual que Humberto Eco y otros intelectuales italianos. En 1956 se licencia en Filosofía por la Universiodad de Padua con una tesis sobre el historicismo alemán. Desde entonces la separación de su vida intelectual y política se difumina.
Usted debe ser el único profesor de teoría del estado que ha sido procesado por atentar contra el estado ¿Qué le parece?
Jajaja, ridículo.
Hay quienes sostienen que su vida ha sido consecuente con sus teorías revolucionarias, ¿está de acuerdo?
Creo que sí.
¿Se siente un ejemplo a seguir?
No hay ejemplos para nadie. Cada uno es un nudo de contradicciones. A veces uno es capaz de salir de eso, otra veces no. Cada uno es un ejemplo para todos.
¿Cómo fueron para usted los años de cárcel?
Los primeros años estuve en una cárcel especial para políticos y mafiosos, con personajes peligrosos. La última vez estuve con delincuentes comunes que llevaban cumpliendo largas penas, también con muchos locos. Fue terrible. Trabajé para que dejaran entrar a la cárcel a unos amigos siquiatras para que los atendieran. Después, gracias a una la ley italiana, cuando cumplí la mitad de la pena pude salir durante el día y volver a la cárcel durante la noche. Fue agotador. Horrible. Todos los días eran de angustia, no podías organizar una vida normal. Es mejor quedarse en la cárcel. Fue todo muy fuerte, pero también en la cárcel se puede trabajar y estudiar. Yo escribí dos libros en prisión.
¿Fue torturado?
No, pero tuve largos periodos de aislamiento.
¿Qué consecuencias le trajo la prisión?
Uno puede salir enfermo de la cárcel. Por ejemplo, muchos compañeros que estuvieron conmigo murieron de cáncer por reacción sicosomática. Pero también tres amigos que estuvieron en la cárcel conmigo hoy son filósofos reconocidos en el mundo, hay cuatro médicos, uno es Director del instituto de investigación médica más grande del mundo.
¿Cómo fue su exilio en París?
Los primeros años fueron muy duros. Trabajé como sociólogo tratando de encontrar el modo como ganar dinero. Luego empecé a hacer clases en la Universidad de París. Muchos amigos me ayudaron. Por otra parte, el gobierno francés siempre nos ayudó y nos protegió del estado italiano. Francia siempre conoció la realidad italiana. Yo llegué a Francia en 1983, un año después de que comenzara el gobierno de Miterrand entonces la izquierda francesa nos aceptaba. Nunca otorgaron mi extradición a Italia. Gracias a ellos nunca tuve problemas. Sin embargo, era una situación extraña. El exilio no es fácil. Estábamos siempre nerviosos.
¿Porque decidió volver a Roma en 1997?
En 1997 hubo una transición en Italia que prometió amnistiar a todos los compañeras que todavía estaban presos. Una de las condiciones era que yo volviera. Y acepté. Pero cuando llegué, ¡no hicieron la amnistía!. Entonces estuve preso desde ese mismo año hasta el 2003.
EL "IMPERIO" DE NEGRI
En el año 2000 Negri escribió un libro junto con Michael Hardt que dio que hablar. "Imperio" se convirtió rápidamente en una suerte de Biblia para los movimientos antiglobalización en Europa. En la medida que es un libro que trata de entender el sistema de explotación actual, algunos pensadores lo han catalogado como el nuevo Manifiesto Comunista. En sus primeras líneas se puede leer: "El Imperio se está materializando antes nuestros ojos". La tesis central del libro es que en la actualidad ninguna nación será líder como lo fueron las naciones europeas modernas. Para Negri, todo centro de poder se ha difuminado, de modo que no se le puede ubicar en ninguna parte. El Imperio dice Negri, "no tiene límites, abarca la totalidad espacial, gobierna todo el mundo civilizado". Su dominio "opera en todos los registros del orden social y penetra hasta las profundidades del mundo social. El Imperio no solo gobierna un territorio y a una población, también crea el mundo mismo que lo habita". Está dedicado a la paz, sin embargo está continuamente bañado en sangre. Su medio de expansión: la guerra biopolítica.
¿A qué se refiere con este concepto?
Que hoy día la política invierte toda la vida, toca todos los aspectos de ella. No se puede asilar la política y la vida. Pero la política siempre está en guerra. La forma de la guerra ya no es simplemente la legitimación del poder. La guerra deviene la forma externa e interna a través de la cual, todas las operaciones del poder, la organización de este a escala global, se desarrollan. Una guerra biopolítica implica el ordenamiento entero de la vida, de la producción y la reproducción de la vida.
Usted postula también que la política es un acto de amor, ¿en que sentido?
La pulsión humana más fuerte es el amor materialista: el amor por la comunidad, que es un amor previo al amor sentimental. Sólo la comunidad posibilita la supervivencia del individuo En toda institución política subyace un sustrato amoroso. Spinoza considera que después que se ha comido y bebido es necesario amar, y que amar no es sólo simplemente amarse para reproducirse, es amarse para organizarse, para estar juntos, para inventar el lenguaje, para producir. Este amor no es cualquier cosa que conlleva tan sólo pasión; también conlleva razonamiento, vida natural, vida mental. ¡Y la creación de una nueva humanidad es el acto de amor definitivo!
¿Como ve el mundo después de la cárcel?
Completamente cambiado: por un lado la gente rica es más rica y los miserables son más miserables.
¿Qué piensa de esa desigualdad?
Pienso que las luchas han cambiado el mundo. Estoy convencido de eso. Todo lo que tiene la gente son cosas que ellos mismos han conquistado. Nadie se las regaló. Hoy han cambiado las relaciones de fuerza, han cambiado los sujetos que están en lucha. En Europa las luchas que se libran son la de los inmigrantes y la de los intelectuales precarios. Son grupos, organizaciones, realidades. Ya no son partido de masas. Son relaciones que empiezan a volverse interesantes desde el punto de vista de construcción.
La "multitud" de la que usted habla en su último libro.
Sí, la multitud es eso: nuevas fuerzas de trabajo extremadamente dinámicas y precarias. Esa es la nueva posibilidad de luces que existe. Por siglos nos han hecho creer que la multitud es estúpida, es vulgo, plebe, peligrosa. Y sobre eso se han cimentado los regímenes modernos, de la monarquía a la democracia, que son siempre el gobierno de uno (o unos) contra la multitud (que infunde miedo). Hay que entender la multitud como multiplicidad de singularidades con capacidad de reconocerse en lo común, de expresar autónomamente sus razones. Y eso es inteligente. Esa potencia existe y hemos de desarrollarla hoy.
¿Y si eso no ocurriese?
El imperio: es decir, el gobierno global que el mercado global precisa. Y, así, ¡siempre alguien decidirá sobre nosotros! Alguien decidirá las guerras, por ejemplo.
¿Qué piensa de la violencia?
La diferencia entre violencia y actividad es la ley la que la determina, entonces nunca se sabe.
¿En qué cree además del amor?
Soy ateo y comunista.
¿Dónde vive actualmente?
Hago mi vida entre Venecia y París.
¿A qué se dedica?
A ser jubilado. Jajaja. Sigo haciendo clases en París y también escribo.
¿Qué le gustaría dejar en el pasado?
No sé, amo todo lo que fui. No tengo remordimientos.
¿Como ve Chile?
Está lejos. Un país al cual estamos muy ligados. Pero son lazos muy extraños: después del golpe de Pinochet el gobierno italiano declaró que había hacer una gran coalición democrática entre la democracia Cristiana y el Partido Comunista italiano para evitar lo que se llamó el síndrome chileno. ¿Raro no?
Por esos años Negri se desempeñaba como editor de los Quaderni Rossi, una revista que representó el renacimiento del marxismo en Italia fuera del área del PC italiano y era miembro de Autonomía Organizzata, una red de organizaciones locales que ante la idea de un partido de vanguardia y de una dirección centralizada planteaba la autonomía de los grupos locales.
En 1983 Negri fue elegido diputado por el Partido Radical y excarcelado de inmediato. Meses más tarde, la Cámara de Diputados votó a favor de retirarle la inmunidad parlamentaria y devolverle a la prisión. Negri huye entonces en barco a Francia. Allí permaneció exiliado durante 14 años durante los cuáles se desempeñó como profesor en la Universidad de París y en el Collège International de Philosophie.
Los juicios continuaron sin su presencia y Negri fue condenado en rebeldía.
En 1997 decidió volver a Italia. Al llegar fue encarcelado de inmediato. Hace dos años consiguió su libertad. Ahora, sentado frente a nosotros, Negri tiene la cabeza llena de canas. Y de ideas. Viste un jeans desteñido, una polera azul, zapatos cafés. Sencillo. Detrás de sus lentes pequeños los ojos se le cierran cuando sonríe.
¿En que pensó cuando obtuvo su libertad?
En retomar la vida, en mi familia, en las personas que amo. En las cosas más simples.
¿Qué opina del asesinato de Aldo Moro?
Fue un gran error, una falla estratégica que permitió al Estado italiano intervenir en las industrias, en los barrios. Permitió legitimar la represión que en otra situación habría sido considerada ilegítima.
Usted fue acusado de ese crimen...
Ha pasado mucho tiempo, 25 años, no soy capaz de sentir resentimiento. Fueron acusaciones falsas y miserables, con consecuencias bastantes pesadas para mí. Yo soy optimista: ellos han estado eliminados por la historia. Yo y mis amigos hemos hecho cárcel y exilio pero al final estamos vivos.
¿Y quién mató realmente a Aldo Moro?
¡Las Brigadas Rojas! Está todo dilucidado, sabido y publicado, pero aún siguen fabulándose hipotéticas tramas extrañas...
¿Qué piensa de las Brigadas Rojas?
Las Brigadas Rojas fueron un partido militar con el cual yo no estaba de acuerdo.
Se le asigna la autoría intelectual de ellas...
Es falso. Yo no soy el jefe intelectual de las Brigadas Rojas. Yo era profesor, publicaba ensayos sociopolíticos.. En Europa, después del 68 hubo grandes movimientos en Italia, había una relación muy estrecha entre la crisis del Partido Comunista y de un cierto sector de jóvenes que habían trabajado una alternativa comunista al interior de la izquierda italiana. Después del 68, en Francia y Alemania muchas cosas se ganaron. No así en Italia por lo que el movimiento siguió vivo. Yo me encontré en el medio de este proceso. Había una intención de un ideal comunista: nos peleábamos en las fábricas y en los barrios, teníamos una organización amplia e importante. Yo creé Autonomía Obrera, un movimiento ajeno del todo a las Brigadas Rojas. Pero fui condenado.
¿Comparte la tesis de que detrás de este hecho está la CIA?
Sí, es evidente que los Estados Unidos está detrás de todo esto. Estábamos en plena Guerra Fría. Es tan injusto. Fue una provocación enorme, nos acusaron de ser jefes de todo y no fue así.
¿Quiere decir que ustedes pagaron las consecuencias?
Sí.
EL INTELECTUAL MILITANTE
Negri nació en Padua en 1933. Su padre era maestro en escuelas vespertinas y luego contador uno de los fundadores del partido Comunista Italiano. Su madre, hija de campesino que daba clases en las primeras escuelas básicas. Su hermano mayor murió durante la Segunda Guerra Mundial. La misma época en que sus padres refugiaban a partisanos en casa. Asustado por las bombas, Negri vio morir a nazis y a resistentes. "Todo eso me marcó", cuenta.
Por temor a que terminara en política su madre se negó a que Negri estudiara Filosofía y abogó para que fuera matemático. Pero Negri ya había hecho sus primeros contactos con el mundo de la izuqierda.
-Yo vivía en una región católica y de gran miseria. Pero sobe todo de derecha. A los 18 años me sentía en un clima sofocante. Tuve suerte de viajar por Europa y poder ver lo que en otras partes ocurría. A los 18 años, estando en el liceo empecé a hacer mis primeras actividades con grupos de izquierda.
Tiempo después ingresa a la GIAC (Gioventú Italiana di Azione Cattolica al igual que Humberto Eco y otros intelectuales italianos. En 1956 se licencia en Filosofía por la Universiodad de Padua con una tesis sobre el historicismo alemán. Desde entonces la separación de su vida intelectual y política se difumina.
Usted debe ser el único profesor de teoría del estado que ha sido procesado por atentar contra el estado ¿Qué le parece?
Jajaja, ridículo.
Hay quienes sostienen que su vida ha sido consecuente con sus teorías revolucionarias, ¿está de acuerdo?
Creo que sí.
¿Se siente un ejemplo a seguir?
No hay ejemplos para nadie. Cada uno es un nudo de contradicciones. A veces uno es capaz de salir de eso, otra veces no. Cada uno es un ejemplo para todos.
¿Cómo fueron para usted los años de cárcel?
Los primeros años estuve en una cárcel especial para políticos y mafiosos, con personajes peligrosos. La última vez estuve con delincuentes comunes que llevaban cumpliendo largas penas, también con muchos locos. Fue terrible. Trabajé para que dejaran entrar a la cárcel a unos amigos siquiatras para que los atendieran. Después, gracias a una la ley italiana, cuando cumplí la mitad de la pena pude salir durante el día y volver a la cárcel durante la noche. Fue agotador. Horrible. Todos los días eran de angustia, no podías organizar una vida normal. Es mejor quedarse en la cárcel. Fue todo muy fuerte, pero también en la cárcel se puede trabajar y estudiar. Yo escribí dos libros en prisión.
¿Fue torturado?
No, pero tuve largos periodos de aislamiento.
¿Qué consecuencias le trajo la prisión?
Uno puede salir enfermo de la cárcel. Por ejemplo, muchos compañeros que estuvieron conmigo murieron de cáncer por reacción sicosomática. Pero también tres amigos que estuvieron en la cárcel conmigo hoy son filósofos reconocidos en el mundo, hay cuatro médicos, uno es Director del instituto de investigación médica más grande del mundo.
¿Cómo fue su exilio en París?
Los primeros años fueron muy duros. Trabajé como sociólogo tratando de encontrar el modo como ganar dinero. Luego empecé a hacer clases en la Universidad de París. Muchos amigos me ayudaron. Por otra parte, el gobierno francés siempre nos ayudó y nos protegió del estado italiano. Francia siempre conoció la realidad italiana. Yo llegué a Francia en 1983, un año después de que comenzara el gobierno de Miterrand entonces la izquierda francesa nos aceptaba. Nunca otorgaron mi extradición a Italia. Gracias a ellos nunca tuve problemas. Sin embargo, era una situación extraña. El exilio no es fácil. Estábamos siempre nerviosos.
¿Porque decidió volver a Roma en 1997?
En 1997 hubo una transición en Italia que prometió amnistiar a todos los compañeras que todavía estaban presos. Una de las condiciones era que yo volviera. Y acepté. Pero cuando llegué, ¡no hicieron la amnistía!. Entonces estuve preso desde ese mismo año hasta el 2003.
EL "IMPERIO" DE NEGRI
En el año 2000 Negri escribió un libro junto con Michael Hardt que dio que hablar. "Imperio" se convirtió rápidamente en una suerte de Biblia para los movimientos antiglobalización en Europa. En la medida que es un libro que trata de entender el sistema de explotación actual, algunos pensadores lo han catalogado como el nuevo Manifiesto Comunista. En sus primeras líneas se puede leer: "El Imperio se está materializando antes nuestros ojos". La tesis central del libro es que en la actualidad ninguna nación será líder como lo fueron las naciones europeas modernas. Para Negri, todo centro de poder se ha difuminado, de modo que no se le puede ubicar en ninguna parte. El Imperio dice Negri, "no tiene límites, abarca la totalidad espacial, gobierna todo el mundo civilizado". Su dominio "opera en todos los registros del orden social y penetra hasta las profundidades del mundo social. El Imperio no solo gobierna un territorio y a una población, también crea el mundo mismo que lo habita". Está dedicado a la paz, sin embargo está continuamente bañado en sangre. Su medio de expansión: la guerra biopolítica.
¿A qué se refiere con este concepto?
Que hoy día la política invierte toda la vida, toca todos los aspectos de ella. No se puede asilar la política y la vida. Pero la política siempre está en guerra. La forma de la guerra ya no es simplemente la legitimación del poder. La guerra deviene la forma externa e interna a través de la cual, todas las operaciones del poder, la organización de este a escala global, se desarrollan. Una guerra biopolítica implica el ordenamiento entero de la vida, de la producción y la reproducción de la vida.
Usted postula también que la política es un acto de amor, ¿en que sentido?
La pulsión humana más fuerte es el amor materialista: el amor por la comunidad, que es un amor previo al amor sentimental. Sólo la comunidad posibilita la supervivencia del individuo En toda institución política subyace un sustrato amoroso. Spinoza considera que después que se ha comido y bebido es necesario amar, y que amar no es sólo simplemente amarse para reproducirse, es amarse para organizarse, para estar juntos, para inventar el lenguaje, para producir. Este amor no es cualquier cosa que conlleva tan sólo pasión; también conlleva razonamiento, vida natural, vida mental. ¡Y la creación de una nueva humanidad es el acto de amor definitivo!
¿Como ve el mundo después de la cárcel?
Completamente cambiado: por un lado la gente rica es más rica y los miserables son más miserables.
¿Qué piensa de esa desigualdad?
Pienso que las luchas han cambiado el mundo. Estoy convencido de eso. Todo lo que tiene la gente son cosas que ellos mismos han conquistado. Nadie se las regaló. Hoy han cambiado las relaciones de fuerza, han cambiado los sujetos que están en lucha. En Europa las luchas que se libran son la de los inmigrantes y la de los intelectuales precarios. Son grupos, organizaciones, realidades. Ya no son partido de masas. Son relaciones que empiezan a volverse interesantes desde el punto de vista de construcción.
La "multitud" de la que usted habla en su último libro.
Sí, la multitud es eso: nuevas fuerzas de trabajo extremadamente dinámicas y precarias. Esa es la nueva posibilidad de luces que existe. Por siglos nos han hecho creer que la multitud es estúpida, es vulgo, plebe, peligrosa. Y sobre eso se han cimentado los regímenes modernos, de la monarquía a la democracia, que son siempre el gobierno de uno (o unos) contra la multitud (que infunde miedo). Hay que entender la multitud como multiplicidad de singularidades con capacidad de reconocerse en lo común, de expresar autónomamente sus razones. Y eso es inteligente. Esa potencia existe y hemos de desarrollarla hoy.
¿Y si eso no ocurriese?
El imperio: es decir, el gobierno global que el mercado global precisa. Y, así, ¡siempre alguien decidirá sobre nosotros! Alguien decidirá las guerras, por ejemplo.
¿Qué piensa de la violencia?
La diferencia entre violencia y actividad es la ley la que la determina, entonces nunca se sabe.
¿En qué cree además del amor?
Soy ateo y comunista.
¿Dónde vive actualmente?
Hago mi vida entre Venecia y París.
¿A qué se dedica?
A ser jubilado. Jajaja. Sigo haciendo clases en París y también escribo.
¿Qué le gustaría dejar en el pasado?
No sé, amo todo lo que fui. No tengo remordimientos.
¿Como ve Chile?
Está lejos. Un país al cual estamos muy ligados. Pero son lazos muy extraños: después del golpe de Pinochet el gobierno italiano declaró que había hacer una gran coalición democrática entre la democracia Cristiana y el Partido Comunista italiano para evitar lo que se llamó el síndrome chileno. ¿Raro no?
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