29.3.07

PINOCHET JUNIOR

EL EXPEDIENTE DEL PRIMOGENITO
UNA HISTORIA DE VIOLENCIA Y MILLONES


"María Verónica corrió hasta el dormitorio principal, sacando desde el interior de un velador una pistola Sig-Sauer, calibre 9 milímietros y apuntando a Augusto Pinochet Hiriart, le exigió que se retirara del lugar, pese a lo cual este nuevamente intentó agredirla, instante en el que la detenida, frente a la inminente agresión física de la que iba a ser objeto, efectuó un disparo."
Extracto del parte policial que da inicio a la causa nº63.391-7 del 11 del Crimen de Santiago.


Por Alejandra Delgado

Al llegar al living María Verónica Molina se da cuenta de que su esposo está en la casa. La pareja lleva casi tres años separada de hecho. Pero Pinochet insiste en aparecerse por ahí. Entra sin pedir permiso. Dice ir a ver a sus hijos. Pero sólo quiere dinero. Y sus visitas son violentas. Su esposo es Augusto Pinchet Hiriart, el primogénito del dictador.
Al verla Pinochet se agita. Ella se pone nerviosa.
-Andate- le dice.
-Esta es mi casa y hago lo que quiero- contesta seco.
El hombre se pasea por el living, cada vez más molesto.
-Todo lo que hay en esta casa es mío- insiste. Se acerca al bar, saca una botella con un licor rojizo y se sirve un vaso.
-Para no perderlo todo, me voy a tomar este trago.
Mientras bebe, Pinochet le exige a su mujer que le entregue un cheque en blanco. La mujer se niega. Comienzan a discutir. El grita. Ella insiste en que se vaya.
Hay una pausa. Breve y cortante.
Luego Pinochet salta sobre la mujer, la toma por el cuello y comienza a ahorcarla.
Molina se escabulle y corre hasta el dormitorio principal. Siente tras suyo los pesados pasos de Pinochet. Saca desde su velador una pistola marca Sig-Sauer, calibre 9 milímetros, se da media vuelta y apunta. Pinochet está en la puerta. Ella le grita que se vaya. Augusto Pinochet se abalanza con el rostro desencajado.
La mujer dispara.
El tiro da en la pierna izquierda de Pinochet, a la altura de la tibia. Pinochet grita. La sangre mancha la alfombra. Molina, temblando, llama al hospital militar para pedir una ambulancia. Los médicos determinan: fractura expuesta en la pierna izquierda (tibia y peroné), de carácter grave. Pronóstico: 5 meses de incapacidad.
Es la noche del 2 de agosto de 1992. Dos semanas después Augusto Pinochet se querella contra su mujer por parricidio frustrado. Es el inició de un proceso judicial que durará hasta diciembre de 2000.
En el expediente, al que tuvo acceso The Clinic, se ventilan las partes más violentas y secretas del matrimonio de Augusto, el primogénito.
Yo La Quería
María Verónica Molina tenía 13 años cuando se enamoró de Augusto Pinochet. Era la hija mayor de una dueña de casa y de un ex funcionario de la Caja de Empleados Fiscales. Quedó encandilada con los ojos azules de un joven que por entonces tenía 23 años y seguía los pasos de su padre en la Escuela Militar.
Fueron novios durante tres años hasta que se casaron el 19 de febrero de 1971 en una sencilla ceremonia civil. Al poco tiempo se trasladaron a vivir a Punta Arenas donde Pinochet estaba destinado.
Todo marchó bien hasta que un camión lo aplastó contra una reja de fierro. Las fracturas múltiples le produjeron dolencias permanentes que comenzaron a afectar su carrera y su personalidad. Tenía jaquecas constantes. Cambios de humor imprevisibles. Sus traslados se hicieron frecuentes: 1972 fue Calama. 1973, Antofagasta. Tras el golpe los Pinochet Molina se instalaron en Santiago, en una población militar en Cuarto Centenario.
Un año más tarde Pinochet viajó a Estados Unidos para someterse a un tratamiento médico que lo sanara definitivamente. El tratamiento duró dos años, pero la pareja permaneció allá hasta los 80. Según antecedentes publicados por la revista Análisis en septiembre de 1990, durante buena parte de su estadía la pareja y sus hijos vivieron gracias a un sueldo asignado por la empresa Lan Chile. Los cheques llegaban a nombres de Agustín del Pino, la chapa de Pinochet en Estados Unidos.
En el proceso por parricidio frustrado Molina declaró que desde el inicio de su relación fue sometida "a todo tipo de apremios físico y síquicos", tales como golpes en la cara, en el cuerpo, amenazas. También la obligaba a tener relaciones sexuales incluso en avanzado estado de embarazo.
Hombre de Negocios.
Al regresar a Chile Pinochet está más interesado en los negocios que en las armas. Pero no es buen empresario. Y debe hacer trampas.
Compra dos terrenos en Dalcahue y Chiloé por un monto total de US$ 80.000. Paga con letras de cambio y cheques del Banco Santander. Los documentos fueron protestados.
También se mete en el transporte y de la minería sin mucho éxito.
Las cosas parecen cambiar cuando logra representar a la americana Union Resources Corporation (URC) en un negocio con Codelco. La comisión suculenta. Según la investigación de la revista Análisis, los ejecutivos de Codelco se negaron a cerrar el trato con URC. El dictador en persona debió interceder a favor de su hijo para que el negocio fructificara.
A mediados de los ‘80 incursiona en una nueva aventura que le da las mayores ganancias y le genera a su padre el peor dolor de cabeza. En 1984, usando a un amigo como testaferro Pinochet toma el control de la empresa Metalúrgica Nihasa Limitada.
Rebautizada como PSP esta firma consigue contratos con varias empresas públicas y privadas. Cema Chile, dirigida por su madre, le encarga los adornos de metal de todas las sedes. Y el Ejército le traspasa el acondicionamiento de sus camionetas y jeeps para adaptarlos a la represión de las manifestaciones.
El periodista Ascanio Cavallo cuenta en su libro "La Historia Oculta de la Transición" que PSP "creció alegremente hasta mediados del 87, cuando surgió la posibilidad de comprar Valmoval, una empresa declarada en quiebra y administrada por el Ejército".
Valmoval se dedicaba a la fabricación de fusiles. Pinochet gestionó personalmente la compra de la empresa. Y luego se la vendió al ejército en cerca de tres millones de dólares. Ese fue el gran negocio de la vida de Pinochet.
El pago se hizo en 1989 en tres cheques a nombre de Pinochet: los famosos Pinocheques.
Los Pinochet Molina volvieron a Estados Unidos. Concretamente a la ciudad de Sacramento, en el Estado de California. Con los millones obtenidos Pinochet tenía previsto instalar una empresa de gimnasios y academias de karate. Según relata Cavallo, Pinochet abrió diversas cuentas a nombre de su mujer y sus hijos, para hacer desaparecer su nombre en esos dineros.
Al final cerca de un millón y medio de dólares "se concentró en una cuenta personal a nombre de ella en el Baco Gran América de Sacramento", escribe el periodista.
Pinochet no alcanzó a disfrutar de sus millones. Mientras hacía los últimos traspasos, descubrió que su mujer lo engañaba con el guardaespaldas que les había asignado el Ejército.
La furia del primogénito.
María Verónica Molina declaró al tribunal que las agresiones físicas y verbales se intensificaron en Sacramento.
-Intentamos arreglar nuestro problema matrimonial por lo que comenzamos a visitar un médico siquiatra. Una mañana, él llegó con un desayuno que había comprado en un establecimiento comercial, al que creo le puso un somnífero porque, contra mi voluntad, estuve durmiendo hasta el mediodía. Sus requerimientos para tener relaciones íntimas y mi negativa le provocaron mucho furor y con una espada samurai me amenazó durante largo rato en la cama, dejándola caer en varias oportunidades sobre mi cuerpo.
Luego de este episodio, Molina acudió al Departamento de Policía de Sacramento para pedir protección policial.
La Corte del Distrito prohibió a Pinochet acercarse al hogar. Pero las hostilidades persistieron. Meses después, Pinochet regresó a Chile llevándose a los cinco hijos y todos los enseres de la casa. Por la lista de cosas robadas que presentó la mujer a la policía Pinochet dejó la casa vacía: son tres páginas de objetos entre los que destacan un reloj cartier, un anillo de diamantes y zafiro, un televisor Sony, un computador, dos bandejas de plata, un video gravador, entre otros elementos.
No alcanzaba, por cierto, para recuperar el dinero de los Pinocheques.
Molina se quedó en Estados Unidos acompañada por su guardaespaldas.
-Todo el mundo sabe que ella tenía un amante, afirmó Pinochet en la querella por intento de parricidio. Incluso lo identificó: "el sargento segundo Juan Luis Adasme. Fue un escándalo que no supe como enfrentar. Estuve a punto de estrangularla pero reaccioné. Yo peleé en comandos, así es que si hubiera querido matarla lo habría hecho".
En 1990, la mujer volvió a Chile para recuperar a sus hijos. En diciembre de ese año el Cuarto Juzgado de Menores de Santiago le entregó en forma definitiva la tuición.
Pesadilla I
María Verónica declaró al tribunal durante dos años no supo de su esposo. Hasta que reapareció a mediados de 1992. Entonces, dice la mujer "comenzó a visitar regularmente mi casa con el pretexto de ver a los niños. En una oportunidad se llevó ropa mía y además varias especies que nunca he podido recuperar".
Para entonces el caso de los Pinocheques eran en un problema político mayor. La cámara de diputados había investigado el hecho y Pinochet había tenido que ir a declarar. Las sospechas de que el negocio había contado con la venia del dictador, había puesto al general muy cerca de la renuncia. El momento de mayor tensión, en diciembre de 1990, Pinochet padre ordenó al Ejército acuartelarse: el famoso "ejercicio de enlace".
La furia del general logró neutralizar en parte las investigaciones sobre los Pinocheques. Pero no pudo controlar a su hijo. En 1992 el primogénito seguía jugando al empresario y su nueva empresa Sistemas y Productos estaba al borde de la quiebra. Si eso ocurría, los tribunales accederían a la contabilidad de la empresa y volverían a llamar la atención sobre los Pinocheques y la anunecia del dictador en el negocio.
Pinochet necesitaba urgente dinero para evitar la quiebra.
La tarde del viernes 31 de julio de 1992, María Verónica Molina contrató los servicios de una empresa de aseo para que limpiaran las alfombras de la casa. También estaba en la casa la asesora Gladys Pino y su esposo Patricio Liberona.
Pinochet llegó a eso de las tres.
-Saludó y luego pidió que los dejaran solos porque debían conversar-, relató Gladys al tribunal.
Según la versión de Molina, su marido le dijo que debía pagar 25 millones de pesos el lunes a primera hora. Le dijo que no tenía como cancelar su deuda, y que su padre ya no lo quería ayudar. Que estaba pagando para que le retuvieran la orden de detención, pero que si no depositaba el lunes iría preso.
-De aquí no me voy hasta que no me entregues un cheque. Amenazó.
-No tengo nada, le respondió ella.
La furia de Pinochet no se hizo esperar. La arrojó al suelo e intentó ahorcarla. María Verónica sintió que le faltaba la respiración.
-La señora llegó corriendo a la cocina pidiendo ayuda. Yo le dije que se calmara. Pero llegó Don Augusto, la tomó, la puso contra el refrigerador y ahí le pegó golpes que le rozaban la cara. Don Augusto se veía muy alterado y violento. Ella le pidió que se calmara- relató Gladys en el tribunal.
Pero Pinochet no lo hizo. Comenzó a romper todo lo que tenía a su paso. Molina huyó hacia el dormitorio y antes de llegar, su marido la agarró del pelo y comenzó a arrastrarla por el suelo.
Aterrorizada, intentó zafarse y tomar el teléfono para pedir ayuda, pero él lo desconectó.
Cuando Gladys entró al dormitorio vio lo siguiente. "La señora estaba sentada en una silla y don Augusto la tenía agarrada del pie y se lo doblaba. Ella gritaba y yo también, porque no sabía que hacer".
El esposo de Galdys acudió a la pieza y Pinochet se calmó un poco. Pero fue sólo una pausa. "Luego salieron afuera y ahí nuevamente don Augusto comenzó a pegarle" agrega Gladys.
-Traté de arrancar hacia la calle, pero me volvió a tomar, me tiró al suelo y empezó a azotarme la cabeza contra el cemento para después ahorcarme en forma violenta. Yo no podía respirar, declaró Molina.
En ese instante, uno de sus hijos salió de la casa con un cuchillo amenazando a su padre. Pinochet soltó a su mujer y le dijo al muchacho: "Si eres tan hombre, ¡entiérrame ahora el cuchillo!".
A los pocos segundos llegó Pablo Zañartu, amigo y socio de la mujer en una compra y venta de autos. El hombre logró que Pinochet se retirara del lugar, pero antes de hacerlo los amenazó de muerte.
Zañartu intentó calmar a su amiga. Se subieron a su vehículo y partieron rumbo a Carabineros para dejar constancia de los hechos.
Flor De Ministros.
A pesar de la gravedad del suceso el mayor a cargo de la 16° Comisaría de La Reina se negó a recibir las denuncias argumentando que antes se debían constatar las lesiones.
Dos días más tarde Pinochet regresó la casa de Molina para insistir en la entrega de un cheque. Pero entonces la mujer ya había obtenido una pistola. Una Sig-Sauer que pertenecía al supuesto amante de Molina. Esta vez la iras del primogénito terminó con un balazo.
Molina quedó detenida durante dos noches tras dispararle a su marido. Dos semanas después Pinochet se querelló contra ella en el 11 Juzgado del Crimen por el delito de parricidio frustrado. Exigió, además, una fuerte indemnización: 15 millones por daños directos, 12 millones por daños indirectos y 32 millones por daños morales.
Según su versión fue la mujer la que lo agredió con un puntapíe en los testículos. Y si él la agarro del cuello fue para tratar de detenerla. Dijo que luego la llevó al dormitorio para que se calmara, pero ella se abalanzó al velador, sacó el arma y le apuntó al cuerpo. Sólo su rapidez le permitió desviar el tiro hacia abajo.
-Yo soy un buen marido pero ella siempre se quejaba de mis jaquecas- dijo.
-Abandonó a nuestros hijos y abandonó nuestro hogar conyugal- se lamentó.
En el 12 de noviembre de 1997, después de 5 años de litigio el 11 tribunal del crimen acusó a Molina del delito de porte y tenencia ilegal de arma de fuego, debido a que la pistola no era de su propiedad.
La mujer estuvo cinco días detenida en el Centro de Orientación Femenina logrando salir en libertad previo pago de una fianza de $100.000.
Patrocinada por el abogado Mauricio Unda, la mujer apeló alegando que actuó en legítima defensa. El 10 de marzo de 2000 los ministros Raimundo Díaz, Haroldo Brito y el abogado integrante Domingo Hernández, absolvieron a la mujer de la acusación de porte ilegal de arma. Pero confirmaron la condena por el delito de tenencia ilegal y agregaron el de lesiones graves en contra de su marido. No aceptaron el argumento de la legítima defensa por cuanto "ninguno de los testigos manifestó que el lesionado Pinochet hubiere agredido ilegítimamente a su cónyuge, puesto que todos se refirieron a una golpiza que tuvo lugar el día anterior".
Los jueces además la condenaron a pagar a Pinochet una indemnización de 1 millón 800 mil pesos.
En la oportunidad Molina declaró a la prensa el pago era una forma que tenía su marido de seguir con su acoso.
-Lo conozco, está tratando de hostigarme, como lo ha hecho por largos años. El maltrato hacía mí fue constante. El me torturaba. Mis hijos fueron testigos de esas situaciones. No entiendo cómo puede ser que ahora yo sea la que aparezca como victimaria y él como víctima, denunció.
Anunció que recurriría a su suegro porque, "como se sabe, señaló, Augusto siempre ha sido un hijo problema", explicó.
Pero el suegro no estaba en condiciones de ayudar a su nuera. Llevaba una larga estadía en Londres detenido mientras se decidía su extradición a España acusado de cometer crímenes contra la humanidad.
Tal vez fue esa merma de poder que sufrieron los Pinochet tras detención en Londres que en diciembre del 2000, la Corte Suprema corrigió los errores procesales cometidos hasta ese momento. La Corte absolvió a la mujer de todos los cargos.
Pinochet se quedó así sin la indemnización que quería.
Pero él siempre se las ingenia para obtener recursos. Mientras esta causa se investigaba la policía buscaba intensamente al primogénito en tres regiones por el delito de supuesta estafa.
Haciéndose pasar como representante de "Inversiones Eco", compró en una automotora de Curicó cuatro vehículos por un valor total de 20 millones de pesos. En una práctica que ya se había transformado en un vicio firmó letras en la notaría local "De Rodt" para cancelar en plazos establecidos que por supuesto nunca cumplió.
La denuncia del dueño de la automotora llegó al mismo juzgado en María Verónica fue acusada de tenencia y porte ilegal de armas. Las investigaciones por la presunta estafa quedaron sin resultados ya que simplemente Pinochet "no pudo ser ubicado".

3 comentarios:

Bruno dijo...

simplemente triste para los hijos Pinochet Molina, y siempre Pinochet Hiriart ha tratado de verse como la víticma, no sólo del disparo que le provocó la Sra Molina sino tmb de ser la oveja negra de la familia.
Un hombre que agrede a su mujer es una mierda de persona, es muy claro porque su hija Veronica y su hijo Cristobal tienen ese temperamento

Bruno dijo...

donde has encontrado toda esta info?

Bruno dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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