31.12.09
2010 y mi abuelos amándose
eu preciso perdoar
você vai me abandonar
eu sinto que o perdão
você não mereceu
eu quis a ilusão
agora a dor sou eu
Pobre de quem não entendeu
que a beleza de amar
é se dar
e só querendo pedir
nunca soube o que é perder
para encontrar
eu sei que é preciso perdoar
foi você quem me ensinou
que um homem como eu
que tem por quem chorar
só sabe o que é sofrer
se o pranto se acabar
(esta mañana estaba en mi bandeja de entrada esta canción)
29.12.09
pez transparente
El equipo conjunto de las universidades Mie y Nagoya tardó dos años en producir las criaturas, que son el resultado de cruces repetidos entre especímenes pálidos de carpas doradas..
Ahora, los investigadores -quienes presentaron a este pez en la reunión anual de la Sociedad de Biología Molecular de Japón-, esperan que se produzca una gran demanda de esta nueva modalidad de carpa dorada para estudiar sus órganos y su sangre sin necesidad de recurrir a disecciones que se han vuelto controvertidas.
Estos peces podrían ayudar incluso en las salas de clases para su estudio, pues "incluso vemos su pequeño cerebro encima de sus ojos, sin tener que cortar el cuerpo. Podremos observar todo su desarrollo conforme vaya creciendo", asegura Yutaka Tamaru, uno de los autores principales del hallazgo.
CARACTERISTICAS
Algunos de estos peces podrían llegar a los dos kilogramos y alcanzar, de este modo, un tamaño mayor que el de otros peces utilizados para experimentos como peces cebra, publicaron hoy medios de comunicación.
"Puesto que las doradas son más grandes, sería más fácil observar cómo las enfermedades afectan a sus órganos.
También, sería fácil hacer que las doradas produzcan proteínas para ver cómo funciona su organismo y utilizarlas para desarrollar fármacos", dijo Yutaka Tamaru, profesor asociado para biorrecursos en la Universidad Mie, citado por el diario "Asahi".
28.12.09
26.12.09
canizas navideñas
y como casi cada fin de semana algún pirómano enciende los altos de Valparaíso para ver relucir esas llamaradas desorbitadas. hoy es un sábado gris. como un postre flambeado, el puerto fulgura en rojitud chernobylesca. amenazantes cenizas caen sobre la ciudad como reemplazando la inexistente nieve navideña. nada de jojojo. esto es triste. alimapu triste.
24.12.09
luis pita
20.12.09
casi nada
18.12.09
17.12.09
16.12.09
14.12.09
13.12.09
10.12.09
un día de olores en Valparaíso
olor a periodista movedizo
olor a rockero porteño chileno padre del punk (very sweet)
olor a jugo de durazno
olor a cola de colectivo bocineando
olor a plantitas de hijuelas capital de las flores de chile
olor a banco estatal
olor a muchedumbre y anticucho a $500 + perro merodeando
olor a pulpa de consumistas en feria navideña: plaza o'higgins
olor a librería con cartulina blanca
olor a viejo ascensor turri
olor a pollo con papas horneadas en casa por fin
olor a tina y esencia de lavanda
olor a niño hermosos vestido de actor subiendo el cerro de mano de má
olor a éx cárcel sin presos con carga emotiva y abandono furioso
olor niños ensayando para obra de teatro de colegio hippie mapuche
olor a banquito bajo la sombra y tenues rayitos de sol
olor a libre por la vida en este atardecer de viento marino y trinar de pajarito
8.12.09
rola la lengua
7.12.09
santiago
santiago es una multitud de soledades. todas ellas juntas en el metro. subir a un vagón es la odisea de las 8 am. el ruido intenso de la urbe bulliendo me sumerge en depresión. un buen amigo se ha casado y sospecho que la alegría vendrá de la mano. y no importa por cuánto tiempo. podría ser un día y ya sería hermoso. sufrimos idiotamente por amor. y eso que la vida sigue después del cólera. también recuerdo un bigote exótico, el lila intenso de unos jacarandas veraniegos, libros de anagrama ordenados metódicamente, unas gaviotas sobre un muro, la melancólica risa de mi llanto, un entorno art decó, la inolvidables melodías de los beatles. y un cruce sin querer queriendo de seres apaleados en la vida. santiago en un día.
27.11.09
15.11.09
ha llegado carta
Demasiado barato quiere comprar este paisito, don Piñi; usted que va por la vida tasando y preguntando cuánto vale todo. Y de un guaracazo se compra medio Chiloé, con botes y palafitos incluidos. Con cerros, bosques y ríos, hasta que se pierde la mirada en la distancia, le pertenece a usted.
¿Cómo puede haber gente dueña de tanto horizonte? ¿Cómo puede haber gente tan enguatada de paisaje? Me parece obscena esa glotonería de tanto tener. Me causa asombro que, más encima, quiera dirigirnos la vida desde La Moneda.
Muy barata quiere rematar esta patria, don Piñi, y sólo con un discurso liviano de boy scout buena onda. Pura buena onda ofrece usted, don Piñi boy, como si estuviera conquistando al populacho con maní y papas fritas. Nada más, el resto pura plata; empachado de money, quiere pasar a la posteridad sólo por eso. Porque cuando cita mal a Neruda se nota que a usted le dio sólo para los números y no para la letra. Es decir, usted es puro número y cálculo, señor Piñi, poca reflexión, poco verbo, poca idea, aunque esa es la única palabra que usa entre sus contadas palabras efectistas. Buena onda y futurismo. Las heridas se parchan con dólares. La memoria queda atrás como una tétrica película que olvidar. Sin vacilar marchar, que el futuro es nuestro (parece himno de la juventud nazi). Así arenga usted a este pueblo embelesado con los adelantos urbanos hechos por la Concertación. Nadie sabe para quién trabaja, y usted la encontró lista.
O sea, usted se pasa de listo, don Piñi. Quiere hacernos creer que siempre fue demócrata, pero lo recordamos clarito sobándole el lomo a la dictadura, haciéndole campaña a Büchi, amigote de la misma patota facha que le anima la campaña. Los peores, la gorilada del terror. Parece que este suelo nunca aprendió la lección, ni siquiera a golpes, y con facilidad se traga el sermón de la derecha pinochetista, ahora remasterizada con piel de oveja neoliberal. Pero son los mismos de entonces, soberbiamente gozando los privilegios de la democracia que conseguimos nosotros, y sólo nosotros, porque también yo dudo que en el plebiscito votara que no simpatizando por la derecha. Mire usted qué fácil le resultaba tratar de transformar el Mapocho en un Sena con sauces. Puro arribismo, intentar esticar con terracitas y botecitos parisinos a nuestro roto Mapocho, quizás lo único rebelde que le va quedando a esta ciudad. Qué delirio, míster Piñi, ¿por qué no se va a Europa si cacha que nunca va a poder blanquear la porfiada cochambre india de nuestra raza?
Quizás todo el país se acuerda de usted formando parte de la nata panzona del derechismo empresarial. Por entonces, en aquella época de terror, quien hacía fortuna de alguna manera era a costa de las garantías de la represión. Usted llenaba sus arcas, don Piñi, y nosotros sudábamos la gota gorda, o la gota de sangre. Fíjese que no se nos ha olvidado, y nunca se nos olvidará, aunque a usted le reviente que el pasado aflore cuando menos se lo espera.
A usted ni a sus yuntas de pacto les conviene el pasado, por eso miran turnios y amnésicos al futuro. Su discurso Disneyworld, míster Piñi, no resiste análisis, y sólo el arribismo miamista de algunos chilenos le compra su receta de vida fácil, su filosofía banal de texano paticorto. Usted me recuerda a Bush, a Menem, Piñito. Es la nueva derecha titiritesca y farandulona. Puro show, pura foto tecnicolor de mundo feliz con sus sombreros republicanos en el Crown Plaza.
Pero le falta la cultura a su centro derecha inmediatista. No hay peso intelectual en su carnavaleo de propaganda. Nada más que modelos tetudas y parientes de hippysmo revenido. Demasiado barato quiere rematar este país, Piñito. Ni siquiera basta con su cátedra fantasma en las aulas de Harvard.
Tampoco, usar de propaganda la limosna que puso por mi amiga Gladys en sus últimos momentos; eso es muy feo, y de mal gusto. Sobre todo para usted que es tan humanista cristiano .Porque usted es pillo, Piñín. Quiere sacar adherentes de todos lados, como si este país fuera sombrero de mago. Lástima que la oferta de su vanidosa feria de variedades huele a ventaja populista.
Nada más, don Piñi; el resto, esperar con cueva lo que ocurra en el 2009
Pedro Lemebel
14.11.09
la punta del cerro
divorcio
"Me había abandonado en dos ocasiones anteriores (la segunda nos divorciamos para volver a casarnos), y cada una de las veces acepté la separación con un sentimiento que no tenía mucho que ver con la felicidad, pero sí con aquella resurrección de la propia dignidad, del valor, que al parecer es la recompensa de aceptar una verdad dolorosa".
Texto: John Cheever "La Cura" en RELATOS I Ilustración: Aaron McConomy
9.11.09
lady
7.11.09
6.11.09
Javier Moraga Sound
http://www.pueblonuevo.cl/los-nauseabundos.htm
4.11.09
nunca has visto un tirilí?
2.11.09
25.10.09
24.10.09
cosas que se aprenden un sábado por la mañana
no sabía que sinatra era amigo de la mafia y que de demócrata se tornó republicano. tampoco sabía que se cortó las venas por ava gadner, ni que estuvo acusado de delitos sexuales en más de una ocasión. que su madre practicaba abortos ilegales, que su padre era boxeador, que odiaba a los periodistas, que se compró la emisora de radio KFAS, que ayudó con $ a Nixon, que Momo Giancana, heredero de Capone era su yunta, que un jet le traía desde Nueva York pan italiano, prosciutto y provolone, que pesó 6 kilos al nacer y que el parto fue tan duro que dejó estéril a la madre y él quedó con una sordera parcial en su oído ? mmm no recuerdo cual oído... en realidad, gustándome tanto La Voz, no sabía nada de sinatra.
karezza
"se trata de un artificio oriental, prácticamente un truco mágico llamado karezza , cuyo ingrediente principal no es la potencia espermática, sino el control imaginativo, es decir que, mientras uno chupa y coge, hay que imaginar en todo momento una simple caja de cartón o un perro corriendo al trote"
P. B. Jones
(Truman Capote, Plegarias Atendidas)
20.10.09
deslenguada
19.10.09
confuso
12.10.09
9.10.09
5.10.09
lunes simplemente
y se veían tan frágiles en ese nidito escondido en un matorral, pero estaban vivos!. vivir no es fácil. uno puede decir que es llegar y abrir los ojos por la mañana y dar otro respiro. pero no todos pueden decir lo mismo. no estaba pensando en la negra sosa. ni en sandro el de rosa rosa. ni en el afortunado charly que de tanta vida ya no sabe como vive. pensaba en un mortal menos conocido. y en todos los existencialistas del mundo. mi abuela sólo sabe que vivir es estar de pie cada día y cocinar y amar a su gente. sospecho que mi padre cree que vivir es una rutina tediosa e insoportable. mi madre vive la vida y así no más. será que saqué los genes melancólicos de mi abuelo y me pregunto todos los días cómo se sostiene todo este entramado de risas, voces, encuentros, saludos, música, aprendizajes, ruidos, etc etc etc. me voy a la calle a ver qué pasa allá afuera. acá adentro mi corazón late y mi panza cruje.
(foto: Cristián Triana / sept 2009 )
1.10.09
transición
30.9.09
28.9.09
25.9.09
24.9.09
18.9.09
1+1
17.9.09
Pedrito el tigre
14.9.09
M.C.V.I
Un Mini Cupper Verde Inglés
Por Che Mbaé
Al segundo día de mi llegada a Galicia, aun cansado de mi viaje y sin poder quitarme de encima el horario de Buenos Aires, me llamó por teléfono Pablo, uno mis tantos primos españoles.
Tuve que levantar mi cuerpo de la cama, vestirme dormido y bajar hasta el bar donde me esperaba. Pablo estaba ansioso por conocerme y llevarme a conocer su terruño.
Al verlo no pude distinguir ningún rasgo de mi familia paterna. Es más, vi a un tipo pintón, fachero y carilindo, con una nariz respingada y perfecta. No como el gancho de aguilucho que nos caracteriza. Nosotros, los Gutiérrez, solemos ser simplemente interesantes y una máxima que siempre ha distinguido a mi familia ha sido: “No le pidas peras al olmo”. Pablo era la excepción que siempre creí no existiría.
Nos presentamos, yo bebí un café bien negro y fuerte para despertar del todo y salimos hacia la Plaza Barceló donde estaba su auto estacionado. A la distancia sonó una alarma y tintinearon las luces de un bellísimo Mini Cupper de color verde inglés. Era un auto hermoso, pequeño pero ganador. Y estaba altamente tuneado. Mi primo era alto pistero.
Bajamos hasta la ría y cruzamos el Puente de los Tirantes. Tomamos la otra orilla y fuimos en dirección a Poio. Mientras subíamos por la ruta Pablo me preguntaba si me gustaba Pontevedra, si ya conocía España. Yo le respondía secamente, algo cohibido. A fin de cuentas, fuese mi primo o no, era la primera vez que le veía en mi vida y ante situaciones similares casi nunca sé muy bien cómo reaccionar. Mi primo seguía preguntándome sobre todo y mis respuestas se tornaban peor que las respuestas de un cuestionario de verdadero-falso. Pronto nos callamos.
Pasamos Poio y de ahí en más mi memoria perdió los nombres de los pequeños pueblos por los que atravesábamos. En cierto lugar Pablo se desvió del camino. Quería mostrarme el departamento que había comprado sin que su madre lo supiera. Era una enorme construcción sin terminar, como las tantas que se pueden ver hoy en Galicia. No me causó ninguna impresión, apenas era una estructura de cemento vacía. Pero me alegré por él y lo felicité.
Volvimos a la ruta. Le pregunté hacia dónde iríamos. A San Xenxo, me contestó Pablo. Allí está una de las mejores playas de Pontevedra, y pude comprobar que es cierto. El agua del mar es exageradamente cristalina y desde el mirador se podían ver los tintes que jugaban entre el verde, el gris claro y el azul profundo. Daba pena el tornillo que hacía aquella tarde de Abril. De lo contrario, me hubiera desvestido y me hubiera zambullido en el agua de cabeza.
Pablo me contaba que allí arriba, por toda la costa de San Xenxo, era donde estaba la movida, la diversión. Monstruosas discotecas una al lado de la otra, las cuales abrían sus puertas alrededor de las cuatro de la madrugada, auguraban la prolongación de la fiesta y la felicidad a pura música electrónica. El Paraíso, según mi primo español.
Volvimos a la Plaza Barceló, estacionó el auto y yo creí que mi paseito había terminado. Aun faltaba mucho por conocer, al parecer, y Pablo estaba absolutamente convencido que me llevaría por toda Galicia esa misma noche.
Fuimos a un bar moderno pero con cierto estilo irlandés. Allí estábamos tomando unas cañitas con dos amigas de mi primo, de las cuales no recuerdo sus nombres pero sí recuerdo que eran preciosas. Niñas bonitas de diecisiete o dieciocho años, no más.
Una de ellas nos contó una de sus tantas anécdotas, la cual yo recuerdo de la siguiente manera: La flaca tenía dieciocho años recién cumplidos y aun no había terminado la “prepa”. Al parecer tenía que dar un examen para recibirse, matemáticas, materia en la que siempre falló. La última vez que lo intentó le pasó lo siguiente…
Ella estaba en su departamento supuestamente estudiando cuando de pronto la llama su madre al celular. Ésta le dice que está en el garaje y le pide que baje de inmediato. La piba no entendía nada de nada, pero tomó el ascensor sin pensárselo mucho. Allí abajo estaba su madre y su padre y detrás de ellos un flamante auto nuevo con un cordel de regalo que lo atravesaba de una punta a la otra. Entonces la madre le dijo: “Si mañana apruebas la asignatura, este carro será tuyo”.
La flaquita aun sigue estudiando para dar el examen de matemáticas y el tu-tú fue devuelto a la agencia.
La risa, simplemente, estalló. Yo también reí, debía hacerlo por respeto a los amigos de mi primo Pablo. Pero pensaba: “¿Qué carajo estoy haciendo acá?”. Di cualquier excusa, a Pablo en primer lugar, y me largué de ahí. Realmente estaba cansado del viaje y no tenía ánimos para comprender, todavía, los problemas de otro tipo de sociedad.
11.9.09
Bidente (sic)
Por Jesús Ernesto Parra
"Aquel a quien los dioses quieren destruir,
primero lo vuelven loco." (Eurípides).
No imaginó cuando tomaba el túnel que el peralte de la curva lo lanzaría contra el margen de la autopista. Se acercaba confiado a tomar esa curva, tarareando a labios mudos la canción de la radio, incluso se permitió cambiar de estación cuando una voz que reseñaba productos médicos interrumpió el tema. Embrague, cambio de velocidad, una estación, otra estación, suelta el pedal y mira delante. Busca, busca en el dial y nada encuentra, mira al frente. Mira la curva. Siente que a pesar de estar cerca la puede dominar, pero es tarde. No la tomará nunca. El carro sigue casi de frente contra la defensa y la salta. Continúa su avance por el carril contrario, y a pesar de esa diagonal que parece de horas, inmediatamente está incrustado contra la defensa. La radio ya no suena, y Miguel Amat no se mueve dentro de su pequeño Chevrolet Corsa, ahora hecho trizas. El mismo silencio en el interior del automóvil, se replica como un eco negro en el resto de la autopista, y quizá en toda la ciudad. Por más de cuarenta y cinco minutos ningún automóvil cruzó la Autopista del Este. Durante ese tiempo nadie supo que Miguel Amat estaba inconsciente.
La ambulancia que vino a recogerle tardó doce minutos en llegar. Así como la patrulla policial que arribó al sitio, igual que la ambulancia, en completo silencio. Solo funcionaban las luces de emergencia de ambos coches y cualquiera que los hubiera visto cruzar la avenida pensaría que estaba viendo la escena de una película sin audio. Una de esas películas donde algo terrible está sucediendo y es inevitable un fatal desenlace. Una película donde sin duda las ambulancias y la policía llegan tarde. Una película donde un desconocido –solo nosotros sabemos que su apellido es Amat- estrelló su auto contra unas defensas y ahora estaba inconsciente en su asiento, inmóvil, sin poder ver como los paramédicos y policías se acercaban a él sin hacer ruido, conservando el mutis de la película, como sin querer despertarlo, o peor aun, como si sospecharan que algo muy peligroso está por acontecer.
Lo primero que sorprendió al equipo médico, que atendió a Amat en el hospital aquella noche, fue la inflamación del lóbulo frontal. Luego de hacer una considerable cantidad de radiografías y colocar a la víctima en una cama de la unidad de cuidados intensivos el equipo médico se dedico a deliberar sobre el extraño caso que tenían en sus manos. Cualquier persona que mirara con atención las placas de Amat se asombraría al reconocer en el medio del rostro la mancha que hacían en las placas de Rayos X los dientes incisivos de la víctima, esta vez extrañamente ubicados en la parte superior del rostro. Como producto del golpe los dientes delanteros atravesaron el cráneo de Amat y quedaron incrustados en la parte baja de los senos paranasales. El golpe fue tan poderoso –sospechan los doctores- que produjo una increíble inflamación en el rostro del conductor.
Tardó ocho semanas en bajar la inflamación del rostro. De las facciones elefantiásicas de los primeros días, Amat pasó a recuperar sus habituales líneas. Solo que con una modificación. Una leve modificación de su rostro, en donde ahora en la zona del entrecejo se notaba la presencia de dos pequeños promontorios que delataban la tumba endodérmica de los que alguna vez fueron los dientes incisivos del conductor. Tardó ocho semanas en bajar la inflamación y fueron seis semanas más para despertar del coma. Nadie se dio cuenta que Miquel salió del coma, muy a pesar de que todos pasaban a su lado, y aun habiéndose modificado el patrón de sus signos vitales. Miguel Amat todavía no habría los ojos.
En principio estaba convencido que soñaba. Que esas formas que se movían en un universo de negativo fotográfico, donde las capas de piel, tela, músculo, y tejido adiposo podían ser sustituidas de inmediato por sistemas óseos con plena animación, le hacían sospechar de la verosimilitud de lo que pasaba. Desde hacía horas frente a él se dibujaban pisos habitados, mundos superiores llenos de esqueletos vivos, de tramas secretas de cables, túneles por donde una rata calavérica hacía recorridos varios, y donde a veces podía distinguir -concentrándose hasta el cansancio- alguna fibra de dérmica en aquellos cuadros que se perdían hacia arriba como si fueran cielos vedados a su condición de condenado a ese mundo de esqueletos.
Fue tanta la extenuación que produjeron estas visiones infernales que Amat se sintió presa de una aplanadora somnolencia. Pero ¿se puede sentir sueño dentro de un sueño?. Amat se percató, antes de responder al oximorón planteado, que no podía cerrar los ojos y anularse de esa pesadilla. Sus parpados estaban plegados sobre sus globos oculares y algo estaba fallando. Miguel Amat estaba despierto con los ojos cerrados. Y peor aun podía ver a través de estos. Pero con visión de Rayos X.
Tampoco se pudo explicar el personal médico las razones de ese extraño efecto secundario. Luego de traspasar la incredulidad con un sinfín de pruebas, temerosos de convertir al hospital clínico en un circo, y en realidad, preocupados por enfermedades aun más terribles, o simplemente por sus propias vidas, el Consejo Médico que atendía a Miguel Amat decidió darle de alta, no obstante este presentar un fenómeno ocular sin denominación médica, que en la ficha de salida se acotó como secundario, y que acá transcribimos como una simple Visión de Rayos X.
Un simple proceso de complejidades. Mirar el mundo con Rayos X no es mirar al mundo. Es verlo. Todo. Una mujer no es solo una mujer, una mujer son las telas que la cubren y las carnosidades que abajo reposan. Es un interminable de nudos y terminales nerviosas, son fluidos, son huesos, y contenidos sólidos, heces fecales que se adivinan dentro ella. Una mujer es un fantasma que pasa frente a los ojos de Miguel Amat y que es traspasada por su fatal habilidad de ver entre las cosas. Pero lo peor, lo que determina la tragedia del ex--paciente -además de la falta de explicaciones a un accidente que le dejó dos dientes incrustados en la frente, dientes que fueron sustituidos por dos prótesis de plata, prótesis de las que sospecha una terrible cualidad conductora- es que esa mujer no es el mundo. Sino que detrás de esa mujer, a sus costados, por encima de ella, hay todo un universo que se mueve. Que Miquel Amat con su visión de Rayos X no adivina. Es un universo entero que puede ver. A través del universo. Una tautología que de inmediato lo convierte en una especie de pantomima metafísica. Poder ver la Totalidad es una absoluta mierda.
Desde ese día la vida de Amat se convirtió en un infierno. Le fue imposible adaptarse al mundo. Acercarse a una persona era reconocer toda un interioridad y de inmediato las nauseas venían a el. Los dos montículos en la frente le daban un aire demoníaco, y las risas de los otros no tardaban en aparecer. El acto de ingerir alimentos o bebidas constituía una invitación al asco. Basta con recordar como al entrar a un bar miraba como los vodka tonic, los riojas, las caipirinhas pasaban por entre los cuerpos para instalarse en esas cavidades ebullentes y blanquecinas. Basta con saber que Miguel Amat no podía ni siquiera cerrar los ojos. Obvio, si los cerraba podía ver a través de ellos.
Le fue imposible volver a sus labores habituales. Las dos formas de vida que tenía le fueron vedadas. La fotografía y la escritura. Esas dos formas de parcelar el mundo le eran ahora ejercicios fisiologicamente vedados. Esas actividades que ocupaban su tiempo y que en otra época le abarcaron no solo su tiempo e intelecto, sino que le prodigaron notoriedad e incontables relaciones, eran ahora sustituidas por la nada llena de visiones.
No tardó en aparecer el insomnio.
El vértigo que se produce durante las horas de insomnio, es el mismo vértigo que crece en el escritor frente a la página en blanco. Mientras Amat miraba al infinito a través de sus párpados, ambas certezas de madrugada se encuentran como dos serpientes ciegas que se cruzan. Al fondo el bramido de la Avenida Libertador le recuerda que sigue el tiempo corriendo, que pasa como la huella fugaz de los carros en la memoria de la noche.
Y sobre todo, le recuerda que no puedo dormir.
Más que poseer ese encanto metafísico que le adjudican los poetas, el insomnio se convierte –en su reiteración- en una realidad orgánica ineludible. El insomnio te obliga a vivir un segundo día. Una replica de las horas pasadas, un día silueta del pasado, pero esta vez sin nadie que te mire, sin nadie que atienda el teléfono.
Por su parte, la página en blanco, con fauces abiertas y amenazantes, te obliga a la eterna postergación. La página en blanco te hace tomar notas. La página en blanco te hace caminar en círculos. La página en blanco te hace mirar tu cuenta de correo una y otra vez, como si en un mensaje sorpresa pudiera venir ese párrafo que no te sale, o la cuartilla completa que necesitas para terminar el artículo. La página en blanco te termina obligando a usar eufemismos ridículos como <
La página en blanco es el insomnio de la literatura.
Desde el insomnio todas las chapuzas que se largaba a escribir para impresionar a la crítica cobraron sentido. Recordó a un amigo que al no poder conciliar el sueño se dedicó a escribir poemas. Otro más categórico echó mano de drogas varias para poder regular sus horas nocturnas. O el caso de una amiga que al sufrir de ataques de vigilia luego de su separación marital decidió mudarse de ciudad, cambiarse de país, hacer una reinvención de su vida. Y por supuesto no cuenta acá la lista interminable de amas de casa conocidas que hasta el presente tiene al Lexotanil como su mejor aliado.
El problema con el insomnio estriba en que, este, te obliga a ser mucho más tiempo tu mismo. Es una condena sorda, al menos para los que le damos cinco vueltas al gato, o que nos enfrentamos a dos demonios al mismo tiempo, ya lo dije: Insomnio – Hoja en Blanco, Hoja en Blanco – Insomnio, que nunca termina, sino que se reproduce y te compele a recorrer como en un juego de espejos interminables la realidad ya existida. El insomnio te niega la única posibilidad de evasión no cuestionable moralmente. El insomnio no te deja ser otro, no te deja soñar. El insomnio te hace morir sin muerte, o como mejor dijo Unamuno en su poema homónimo: "He ido muriendo hasta llegar al día".
Es cierto que Proust le confirió con su prosa amanecida ese encanto que aun conserva el insomnio en el escritor. Las caminatas de Proust después de trabajar. Cómo la luz de una lámpara podía evocar magistralmente un imperio íntimo perdido. Cómo el sonido de un piano extraviado a lo lejos podía hacer que la noche reviviera al tiempo. Pero también es cierto que revisar un manojo de citas insomnes nos habla de desesperaciones y espejos. O al menos de espejos –reales y metafísicos- nada confortables.
Repasó imágenes de autores que se confundían en la trama del mundo a Rayos X. Pessoa ante la inanidad de la noche sin sueño decía: "Contemplo la pared de enfrente de mi cuarto como si fuera el universo". O Montejo describiendo las tinieblas con la imagen lapidaria: "Toda la noche tiemblan las paredes". Y Mariño – Palacio, haciendo un maravilloso salto adelante en el vacío de la página desvelada: "Yo no sueño. Yo vivo en la eterna vigilia, que es el más hermoso de todos los sueños". Ese sueño que se confunde ahora con la realidad, ahora que la Avenida Libertador hace silencio, que ya los autos no la transitan y el silencio de una ciudad que duerme enfrenta a Amat a esas dos serpientes ciegas que esperan por él. Sigue sin poder dormir.
Dejó de buscar respuestas en la ventana y caminó hacia la cocina de su casa. Cuatro paredes atrás divisó el utensilio que serviría a sus propósitos. Tomo una lata de atún de la gaveta como para justificar sus acciones. Siguió hasta el otro lado de la cocina donde lo esperaba el abrelatas de navaja al lado del microondas. No tenía hambre. Ni sueño. Tomó el abrelatas con las dos manos y empezó a apretarlo con todas sus fuerzas contra uno de sus ojos.
J.E Parra (prestado no más)
9.9.09
9 del 9 del 9 / 1 chat
Manuel:¿cómo estás?
Manuel: ¿?
Insensata:
Insensata: PORK LE DICEN CAROLO?
Manuel: no te enojes, pero me da asquito Cerati
insensata: Es envidia
Manuel: Te entiendo, pero es fulerón
Insensata: Me lo tiro sin pensarlo, sin asco, cierro los ojitos y ya... y que me toque la guitarra
Insensata: Nooooooooooo
ruidos molestos
8.9.09
martes
los hippistócratas del barrio llevando a sus nenes a jardines antroposóficos
un hombre herido escondido en la cabaña del bosque
un inquilino durmiendo la mona de un bourbon casero
dulces nenes de mi vida jugando a crecer
y este sol radiante de septiembre
y esas cuecas que comenzarán a sonar tan pronto
y ese brillo que se me sube de a poco a la carita
y esa fuerza natural que suena en mis oídos
salud por esta vida que nos toca!